sábado, 30 de abril de 2011

MARATON DE NUEVA YORK (1 NOVIEMBRE 2009)

Desde que corrí mi primer maratón siempre soñé con correr algún día el maratón de Nueva York, aunque la cosa no es fácil, sobre todo si no quieres dejarte una fortuna a cambio de cumplir tu sueño. Este año por fin iba a hacerse realidad ese sueño, en gran medida gracias a mi amigo Fernan que fue el que me hizo la fantástica marca que me permitía apuntarme por libre (bajar de 1:23 en media maratón), sin tener que coger el paquete que ofertan las tour operadoras oficiales a precio de oro. Por supuesto no iba a estar solo en esta aventura, Carlos y Josean También correrán el maratón.


El día anterior a la carrera fuimos a la feria del corredor a recoger el dorsal, allí ya se vivía un ambiente  muy especial. Fue entrar en el recinto e invadirme un estado de excitación y nerviosismo, que me hacía ir de un lado para otro casi corriendo. A pesar de que había recibido numerosos correos de la organización confirmándome la inscripción, no me quedé tranquilo hasta que vi mi nombre en la lista y pude coger el dorsal en la mano.
Ahora si!!!, soy el dorsal 2091.




Por fin llega el día de la carrera, no hemos dormido mucho, el día que tanto hemos esperado ha llegado. Carlos y yo nos levantamos a las 4 de la mañana desayunamos algo y nos vamos al centro, donde hemos quedado con Josean. Este año la carrera es el día 1 de noviembre, coincidiendo con la noche de Halloween. Hace una noche de perros y no para de llover intensamente. Nos cruzamos con mucha gente disfrazada que viene de fiesta. Sobre las 5:30 horas cogemos uno de los muchísimos autobuses que hay esperando para llevarnos a la salida. Hay dos maneras de desplazarse hasta el lugar de la salida  bus o Ferry. Está todo muy bien organizado, a pesar de que hay mucha gente, no esperamos nada. Es  todo muy ágil, a medida que se van llenando los autobuses van saliendo. Poco después de las 6 de la mañana ya estábamos en el lugar de la salida, Staten Island. Allí nos encontramos con una marabunta de gente, todavía no se ha hecho de día y a pesar de que faltan casi 4 horas para la salida, está ya todo el mundo esperando el momento del inicio del maratón. Sigue lloviendo, así que no nos queda más remedio que resguardarnos de la lluvia bajo una de las gigantescas carpas, aunque son pocas para toda la gente que hay y tenemos que estar sentados y casi sin movernos. Esto es sin duda lo peor, las largas horas de espera hasta la salida. No hemos traido mucha ropa de abrigo, así que pasamos algo de frío. aunque una vez visto lo bien organizado que está todo, si volvemos a ir, llevaremos todo tipo de prendas de abrigo, que luego puedes dejar en las numerosas furgonetas de UPS que la organización proporciona. Pasamos el rato como podemos charlando con gente de otros países y viendo como pasa lentamente el tiempo. Curiosamente y a pesar de que no habíamos comentado nada entre nosotros, los tres habíamos decidido correr con la camiseta del Athletic, allí estabamos los tres con la misma camiseta, haciendo patria...


Sobre las 9:40 H, llega nuestra hora, nos vamos hasta el lugar de salida que nos han asignado, hay tres lugares diferentes, hemos tenido suerte y por lo que nos han contado nos ha tocado el mejor, la salida que transcurre sobre el puente. A pesar de que ha estado lloviendo durante toda la noche, justo antes de la salida deja de llover y se queda una mañana estupenda. Ya se empieza a mascar el nerviosismo por lo cercano del gran momento....De repente se hace un absoluto silencio y no se muy bien desde donde, pero alguien canta el himno americano, no se mueve nadie y aunque he de reconocer que yo paso bastante de patriotismos, la escena sin duda pone los pelos de punta. Tras la interpretación del himno y la correspondiente ovación suena un estruendoso cañonazo, BOOOM!!!! y a correr....  las más de 44.000 personas que este año tomamos la salida en el maratón de Nueva York comenzamos a correr sobre el puente Verrazzano, mientras suena a todo volumen el New york, Ney york de Frank Sinatra, La estampa es indescriptible.


Aunque pronto llegan noticias preocupantes, no llevamos ni un km de carrera cuando me da un tirón en el gemelo. A pesar de no haber corrido durante 10 días me he resentido de la lesión que tenía  y la cosa pinta mal. Con todo el maratón por delante empiezo a pensar que hay muchas posibilidades de que no pueda terminar este maratón, sería una pena. Josean me anima y procuro olvidarme del gemelo a pesar de que el dolor cada vez es más intenso. Decido disfrutar de cada instante y que sea lo que tenga que ser. Todavía estamos sobre el puente cuando nos encontramos con un grupo de guipuzcoanos que al vernos con las camisetas del Athletic se sacan unas fotos con nosotros, bromeamos un poco y seguimos. A la salida del puente comenzamos a flipar, nos encontramos de lleno con multitud de gente animando muy apasionados, es un gran contraste, ya que en los puentes no dejan ponerse a nadie y solo rompe el silencio el sonido de las pisadas de los corredores.

A partir de este momento comienza nuestro tour por los diferentes barrios de Nueva York, pasamos por Brooklyn donde todo el mundo nos anima como si fuésemos los primeros. Hay grupos de todo tipo de música, es todo un espectáculo. Pasamos por el barrio judio, estos quizás son los que parecían estar un poco al margen de la carrera.  Después la carrera transcurre por el puente Pulaski que conecta Long Island con Queens  y llegamos al barrio de Queens. Pasamos por el puente de Queensboro que conecta el barrio de Queens con Manhattan.  Entramos en la First Avenue,  pasamos por el puente Willis Avenue que nos lleva hasta el Bronx y por el puente Madison Avenue que nos lleva hasta el barrio de Harlem, donde nos deleita  un coro de música gospel.  Por todos y cada uno de los barrios que transcurre la carrera el denominador común es el mismo, muchísima animación y ambiente increible, no hay ni un solo metro en el que dejen de animarnos. De vez en cuando alguien reconoce las camisetas del Athletic y nos anima especialmente, con un grito de Aupa Athletic o ánimo Bilbao, o algo así. Hay gente de todos los lugares del mundo. Aunque lo visto hasta ahora parecía difícil de superar cuando entramos en Manhattan por la Quinta Avenida es el súmmun, la Quinta Avenida está repleta de gente a ambos lados animando con carteles, banderas, etc. y gritando sin parar, es inevitable acelerar un poco la marcha. Aunque a estas alturas Josean ya va un poco justito de fuerzas, me quedo con el, lo mismo que el me ha animado cuando dudaba que pudiese terminar el maratón ahora me tocará a mi animarle un poco en los últimos kms. Para finalizar que mejor manera de hacerlo que correr los últimos kilómetros de la carera a través de Central Park. Si se trata de un paraje siempre impresionante, hoy lo es aún más con tanta gente animando.


Aquí aprovechamos para posar para nuestros compañeros de expedición que aunque no corren también nos han animado y disfrutar de los últimos instantes de la carrera. Casi sin darnos cuenta hemos llegado al final de los 42 kms o 32 millas. Ha sido un auténtico gustazo y sin duda el maratón más ameno que he corrido nunca. Llegamos juntos Josean y yo con un tiempo de 3.36.31 aunque el tiempo es lo de menos. Si pudiese dar un consejo a alguien que vaya a correr en un futuro le diría que se olvide del cronómetro y que disfrute de todo lo que rodea a esta carrera única en el mundo. Aunque parezca mentira y a pesar de llegar con un dolor inmenso en el gemelo y la pierna prácticamente de arrastras (esto me supondrá estar un tiempo de reposo sin correr), he podido cumplir el sueño de finalizar el maratón de Nueva York. Estoy seguro que en cualquier otro maratón me hubiese tenido que retirar pero con tanta animación se me olvidaba el dolor.




Pocas veces habrán sudado tanto la camiseta del Athletic

Como reflexión final me parece muy importante resaltar la pasión con la que viven los neoyorkinos esta carrera. Es un acontecimiento para  la ciudad y a pesar de que organizar una carrera de esta magnitud conlleva paralizar una ciudad como Nueva York, con todo lo que esto supone, no hay nadie que se queje, sino todo lo contrario están esperando ansiosos la llegada de este día para animar. Un ejemplo significativo que nos refleja la forma de comportarse de los americanos es lo que ocurre en  Staten Island, lugar del que se da la salida. Es una isla de casi 500.000 habitantes que durante el día del maratón se queda prácticamente incomunicada ya que el puente Verrazano está cerrado al tráfico desde las 4 de la mañana hasta la tarde y nadie se queja, mientras que aquí cortan un carril durante media hora y todo el mundo se pone a pitar y a protestar, por supuesto de animar ni hablamos...

Otro ejemplo de como viven este maratón los ciudadanos,  cuando ya regresábamos hasta nuestro hotel andando y nos encontrábamos bastante alejados del tumulto del maratón, había gente que paraba su coche bajaba la ventanilla y nos gritaba Congratulations!!! y la gente por la acera igual  y no era porque hubiésemos ganado la carrera sino porque para esta gente solo el haber corrido un maratón ya es una hazaña. Es algo que te hacía sentir orgulloso y que es imposible de imaginar en cualquier otro lugar.

Por todo ello este es sin duda, "EL MARATON"