lunes, 28 de septiembre de 2020

FILIPINAS 2018

 Filipinas, miles de islas en las que perderse!!😀





Ya está aquí el verano y toca decidir un nuevo destino, este año en la inmensidad del mapa mundi decidimos clavar nuestra banderita en un país maravilloso, Filipinas. 


Llevamos desde el 2015 sin visitar  a un viejo amigo y nos resulta imposible resistirnos otro año más a prescindir de sus encantos,  así que regresamos una vez más a la tierra de nuestro añorado amigo, que no es otro que el  continente asiático, ese continente que nos tiene enamorados y que sabemos que nunca nos decepciona, una garantía de éxito para cualquier viajero.


Como siempre,  como suelo decir yo, cada año viajamos dos veces, la primera cuando realizamos todos los preparativos y hacemos el primer viaje virtual, leemos, miramos y remiramos todos los lugares para cuadrar itinerarios, fechas, etc, etc, hasta lograr la combinación perfecta  y la segunda cuando viajamos realmente. 

En esta ocasión ha resultado muy complicado elegir el itinerario y a veces casi parecía misión imposible.  Hay que tener en cuenta que se trata de un país que tiene más de 7.000 islas y que todavía por suerte no tiene tantas infraestructuras turísticas como otros países asiáticos, lo cual para mi sin duda es una gran ventaja, ya que cada día quedan menos países tan poco masificados de turistas. Pero lo que supone una ventaja para casi todo, no lo es para recorrer ciertas islas cuando tienes un tiempo limitado, teniendo en cuenta que en mucha islas no hay aeropuerto o está alejado y las carreteras están en muy mal estado y las distancias pueden ser casi insalvables.  A todo esto hay que añadir que Agosto es la época en la que comienzan los tifones en Filipinas, por lo que procede ser precavido y escoger aquellas islas menos expuestas a un posible tifón. 


26 y 27 de julio de 2018

Este año la expedición no es muy numerosa, solo Javi y yo, pero en ilusión, ganas de pasarlo bien y de conocer nuevo lugares llevamos más equipaje que nunca.

Cogemos el bus de Alsa en Bilbao a las 8 de la mañana directo al aeropuerto de Madrid, a las 12.30 llegamos y sobre las 3 de la tarde salimos puntualmente en vuelo de Arabian airlines (+- 600€). Tras unas 8 horas de vuelo aterrizamos en Jeddah, aunque estaba prevista desde el inicio es una parada extraña, ahí se bajan prácticamente todos los pasajeros, nos quedamos apenas una docena de personas y sin mucho más tiempo que perder volvemos a despegar. Otra hora y media de vuelo y llegamos a Riad, la capital de Arabia sobre las 12 de la noche, donde hay una temperatura de 40 grados. La escala se retrasa un poco y hasta las 3.30 de la mañana no despegamos, así que nos distraemos viendo cosas curiosas de esta cultura, tan desconocida para nosotros. Casi todas las chicas, la mayoría jovencísimas van con burka. Es curioso ver como unas chicas se sacan un selfie con sus burkas, tapadas como van hasta las cejas, ¿qué sale en la foto?, ¿los ojos?.  Otras 9 horas de vuelo, en el que la mayoría de pasajeros son árabes. Nos llama la atención  un grupo de chavalitas super jóvenes que iban sentadas a nuestro lado, cuando despegamos iban con burka tapadas enteras y cuando nos damos cuenta antes de aterrizar, había habido magia, metamorfosis total, se habían puesto pantalones vaqueros todos rotos, camiseta ajustada, todas pintaditas,  vamos como cualquier chica normal de su edad, que gusto verlas así. Supongo que son chicas que trabajan en Arabia o están casadas con gente de allí y vienen a pasar unos días a su país.  A las 19h., hora local (6 horas más que en España) aterrizamos en Manila, ya de noche. Cambiamos algo de dinero en el aeropuerto, 1€ = 61 pesos filipinos. Esperamos un poco a que vengan a recogernos (incluido en el precio del hotel). Habíamos reservado un hotel cerca del aeropuerto. Rappricondotel por 25€ los dos con desayuno. El hotel está en el medio de la nada y tiene bastante peor pinta de lo que parecía por la web de booking, de hecho solo alquilan las habitaciones de unas de las plantas del edificio, el resto de plantas son  de pisos de particulares. Entre el cansancio que tenemos, que no hay opción de ir a ningún lado y que venimos de pasar la Ley seca árabe,  tomamos allí mismo unas birras en el hotel para quitar el mono y sobre las 23h. nos vamos a la habitación que mañana toca madrugón.

28 de julio de 2018



En el aeropuerto de El Nido recibidos con paraguas
Nos levantamos a las 6 horas y como es costumbre cada vez que venimos por estas latitudes, no hemos pegado ojo en toda la noche, por aquello del jet lag y nos hemos dedicado a distraernos mirando el móvil. Aunque teníamos desayuno incluido, hoy nos tocará ayunar. El hotel por la mañana nos parece más cutre de los que nos pareció ayer y para colmo los dos chavales que se encargaban de llevar las habitaciones de la planta estaban dormidos en su habitación y no aparecieron y eso que les habíamos dicho que nos despertasen por si acaso, menos mal que no dependíamos de ellos. Al final vemos que estaban en una habitación con la puerta abierta durmiendo y les tenemos que despertar, todo surrealista. Así que se despiertan con caraja y les decimos que no se molesten en prepararnos el desayuno, que nos lleven cuanto antes al aeropuerto, que lo que queremos es abandonar ese lugar lo antes posible. Nos dejan en la terminal de vuelos domésticos que está cerquita. Aunque el avión tenía prevista la salida a las 9, finalmente salimos con más de dos horas de retraso sobre las 11.30h. (vuelo 80€). Aterrizamos en el aeropuerto de El Nido a las 12.30 con una lluvia torrencial, como en casa. Cuando aterrizamos nos esperan unas azafatas que nos entregan a cada uno unos paraguas gigantes (tipo golf) para que nos resguardemos de la lluvia mientras vamos por la pista desde el avión hasta la mini-terminal. En el aeropuerto cogemos un tuk tuk hasta el hotel, 300 pesos (5€). Está todo inundado, parece que lleva dos días sin parar de diluviar. Nos alojamos en el hotel Raje Residence, 107€ 5 noches con desayuno. El hotel es sencillo pero está bien, en Filipinas el nivel de alojamientos es inferior al que hay por ejemplo en Tailandia. Dejamos las mochilas en la habitación y nos vamos a hacer primera ronda de reconocimiento.  El hotel está a unos diez minutos caminando de lo que podríamos denominar como el centro del pueblo. El pueblo me parece espectacular, rodeado de montañas y con ese encanto que tienen los pueblecitos asiáticos. Damos un paseo por la playa, todavía no hemos visto el sol desde que hemos llegado a Filipinas, pero al menos ahora no llueve. Comemos en un garito unas hamburguesas y 4 birras por 820 pesos. Seguimos reconociendo el pueblo y contratamos las excursiones para los próximos días en el barco Kraken que tanto nos había recomendado Borja en Bilbao. Pagamos 5400 pesos cada uno.  Sobre las 5 nos vamos a descansar un rato a la habitación con tanto trajín de viajes y vuelos todavía estamos un poco acarajados.

 

Sobre las 7.30h. salimos a ver la versión nocturna del pueblo. Tomamos una primera birra en el Cabin al lado de nuestro alojamiento y  luego ya en el centro vamos a un garito que parece que tiene ambiente, vaya ojo!!, parece que todos los camareros son lady boys de esos, aunque estos parecen más boys que ladies. Allí conocemos a un grupo de chavalitos madrileños un tanto desfasados, mientras las lady bosy se van desmelenando y parecen las locas de tele Bilbao, pero estos lady boys no son como las de Tailandia que no se sabía si llevaban "sorpresa" o no, aquí se nota a la legua que todas llevan sorpresa. Los madrileños nos confirman que ayer hubo el gran diluvio universal y nos enseñan videos en los que estaban jugando al billar con el agua por las rodillas. Si al final hasta hemos tenido suerte y todo con el tiempo... La verdad es que El Nido está muy tranquilo, hay mucha menos gente y ambiente de lo que esperábamos siendo uno de los lugares más turísticos del país. Vamos a cenar a uno de los restaurantes a pie de playa, el Jarace Grill. Por si acaso no nos arriesgamos y elegimos cenar en las mesas de la parte de arriba en lugar de hacerlo en las mesas que están en la playa y que pueda caer en cualquier momento un chaparrón. Cenamos super a gusto, unas vistas increíbles y las camareras muy simpáticas, nos echamos unas risas. Comemos dos platos típicos filipinos, caldereta de carne con arroz  y ensalada de mango  con dos birras por 840 pesos. Como anécdota no podemos tomar más birras porque nos les quedan, esto parece la ley seca como en Arabia. Para terminar la noche vamos al Disco Pub de la playa, donde hay música en directo y ambientazo. Cuando termina la música en directo se convierte en disco. Hoy estamos cansados y sobre las 12 nos vamos al hotel, a ver si hoy hay suerte y conseguimos dormir. 

29 de julio de 2018



Qué bien he dormido hoy, yupiiii!!  Del tirón hasta las 8. Javi se ha levantado antes y ha ido a dar un paseo. A las 9 nos sirven el desayuno (incluido). Nos colocan una mesa en el descansillo de nuestra planta, elegido el menú previamente (ayer) entre menú continental o filipino. Desayunamos de lujo, como señores. Toda la noche ha estado jarreando y mucho nos tememos que se vaya a suspender la excursión. A las 10.30h. hemos quedado en las oficinas del Kraken. Nos acercamos sin ser muy optimistas. Allí vamos llegando poco a poco todos los excursionistas, un total de 14 personitas y para sorpresa de todos parece que finalmente la excursión sale. Embarcamos con una granizada de campeonato, esto promete!!. La escena es de risa, todos en el barco calados hasta los huesos en bañador, mientras desde tierra algún lugareño nos mira con cara de flipado, seguramente pensando: ¿cuanto habrán pagado estos guiris por mojarse en un barquito?. La parte buena es que con la excusa de la calada, se rompe rápidamente el hielo y desde el minuto uno hay muy buen rollo en la excursión, ni que decir tiene que en gran medida provocado por nosotros,  que decidimos hacer el payaso y ponernos en modo diversión, también ayuda que al ser una empresa española la mayoría de excursionistas somos españolitos y no hay problemas de comunicación con el idioma.  




Salimos sobre las 11h. con cierta incertidumbre sobre lo que nos depararía el día pero enseguida parece que el tiempo da una tregua y deja de llover. Hacemos la primera parada y ... al agua patos!!,  por fin llega el primer baño filipino. Nos tiramos haciendo snorkel entre rocas, pasando por unas cuevas muy chulas. El primer tramo un poco justito, acojonaba un poco. Tras el primer chapuzón subimos otra vez al barco. Al poco rato una segunda parada, esta vez cogemos el pádel surf y remamos un poco hasta una calita cercana que es simplemente espectacular, un paraje de película y para nosotros solos, no hay nadie en ningún sitio, esto no hay dinero que lo pague, un auténtico lujo y un privilegio contemplar esta maravilla sin las,  por desgracia tan habituales aglomeraciones de turistas, qué gozada!!. Tras hacer un poco de brazo regresamos al barquito. A estas alturas ya comienzan a correr las birras por el barco, se abre la veda!! (en la excursión hay barra libre). Navegamos un poco y nueva parada en otro lugar impresionante. Nos tiramos al agua, nadamos entre unas rocas y vamos a dar a una playita espectacular y desde esa playa, casi andando (no cubre) llegamos a otra mini calita más espectacular todavía. Una pena no llevar cámara acuática para sacar alguna foto, creo que somos los únicos excursionistas que no vamos preparados con pedazo cámaras go pro de esas.  Aunque las verdaderas fotos y las más importantes son las que han quedado grabadas en nuestras retinas y que creo no olvidaremos fácilmente.

Tras el increíble espectáculo subimos al barco y ya nos tenían preparado un suculento menú tipo buffet,  que  tantas emociones despiertan el apetito. Todo muy rico y regado con abundantes cervecitas. Comemos mientras charlamos y echamos risas con el resto de excursionistas, la mayoría gente muy maja. A la tarde hacemos otras dos paradas, una en un lugar para bucear chulísimo, lleno de corales y de peces. Los corales están casi al nivel del mar y resulta complicado bucear sin rasparse con los corales. La última parada la realizamos en Helicopter  Island beach, otra playita chula y desértica,  puesta a nuestra disposición, para uso y disfrute en exclusiva de los excursionistas del Kraken. Con esta última parada ponemos fin a la excursión y regresamos al pueblo. El camino de regreso hacia El Nido lo hacemos bailando, entre birras, chupitos y brindis varios y ya un poco piripis...  Lo que esta mañana se antojaba iba a ser un día nefasto con excursión cancelada ha terminado siendo un maravilloso día en el que hemos disfrutado como enanos, junto a un grupo de gente super maja,  en un entorno de película y encima sin mojarnos, qué más se puede pedir. 

Llegamos al pueblo sobre las 18.30h. Con la euforia del momento y  no queriendo poner fin a este bonito día, así que hemos quedado todos a las 20.30h.  para cenar juntos.

Hoy hemos hecho los Tour C y D, lo bueno del Kraken es que hace los tours de forma diferente a los tours standard del resto de compañías y en orden y horarios también diferentes por los que siempre ves los lugares prácticamente en exclusiva y sin multitud de turistas.

Vamos al hotel, nos duchamos y a la hora acordada acudimos a la cita con los excursionistas. Han venido todos excepto una pareja de jovencitos que vivía en Bangkok, él eran muy tímido y casi no habló con nadie en todo el día, ella parecía maja y con ganas de divertirse, una pena!!. Cenamos en el restaurante Giovanis típica comida filipina charlando a gusto. Después de la cena fuimos a tomar unas birras a los bares de marcha de la playa, charlando tranquilos. Poco a poco se fueron marchando todos y nos quedamos lo mejor de cada casa, nosotros con Borja y Ariel, los malagueños, bueno Ariel es argentino pero lleva muchos años viviendo en Málaga, así que ya malagueño de adopción. Estamos genial  con ellos y caen unas cuantas birras, sobre las 3 nos vamos al hotel, que mañana tenemos otra excursión...

30 de julio de 2018



Nos despertamos a las 9 resacosos. Desayunamos como señores el desayuno que nos han dejado en la puerta de la habitación. Tranquilos vamos despertando poco a poco y a las 10.30h. nos presentamos en el meeting point del Kraken. No se si serán todavía los efectos del alcohol porque me parece que hasta se ve el sol por la ventana. El tour de hoy es el 2, que es un mix con los mejores lugares de los tours convencionales A y B. Vamos 12 personas y con sol y todo...  Casi todos los excursionistas  son parejitas españolas, pero no hay tan buen rollo como ayer, la verdad es que superar lo de ayer era complicado. Primera parada vemos la Big Lagoon y  Small Lagoon. Es todo chulísimo. Aunque esta zona es imposible verla solos, como ocurrió en la mayoría de sitios que vimos ayer, los vemos sin demasiada gente. Hacemos kayak y nos metemos en cuevas diminutas. Luego hacemos snorkel en un lugar con menos coral que el de ayer. Después a reponer fuerzas con la suculenta comida que nos ha preparado el cocinero del Kraken. Mientras comemos nos cae tremenda jarreada pero enseguida para.

 

Después de comer vamos hasta Snake island, muy chula y esta vez si, solo para nosotros. Subimos caminando hasta el mirador desde donde podemos divisar unas maravillosas vistas. Desde donde ha parada el barco, hay  un banco de arena que hace  una especie de pasillo  por el que prácticamente se puede ir caminando desde un isla a otra. Para finalizar el tour de hoy hacemos una parada en la isla de los 7 commando, también estamos solo nosotros. Aquí hay alguna cabaña tipo resort  pero no vemos a nadie. Estamos un rato recorriendo la diminuta isla, nos damos un bañito y sobre las 18.30h. regresamos a El Nido. Ducha rápida y salimos sin más tiempo que perder. Hemos quedado con Ariel y con Borja.

Cenamos con ellos y con otros 3 amigos suyos con los que han quedado y que han llegado hoy. Aunque los 3 son madrileños, uno vive en Vietnam, otro en Singapur y el tercero acaba de regresar a España tras vivir varios años en Vietnam. Ellos se conocían de haber coincidido en Vietnam con Borja,  son super majetes. Cenamos genial en el Angel wish a pie de playa a base de marisco y pescado, que previamente habíamos escogido nosotros, ya que lo tienen a la vista en la entrada  y puedes escoger lo que quieres que te preparen.  La cena con un millón de birras nos sale a unos 13€ por persona. Tras la cena cogemos unos tuk tuk y nos vamos a un garito de playa en Corong Corong. Este garito debe tener mucho ambiente para ver la puesta de sol (cuando hay sol) pero el tiempo se nos ha pasado sin darnos cuenta con la cena y cuando llegamos no hay nadie.  Así que regresamos con los tuk tuk y vamos a los dos garitos de marcha en la playa del pueblo. A partir de aquí poco que contar, fiesta, birras... Nos vamos a las tantas con un pedete lúcido al hotel. 

Esto parece un punto de reciclaje de vidrio...


31 de julio de 2018



Nos despiertan en el hotel a las 9 para traernos el desayuno, si no ni nos enteramos. Tenemos un resacón de campeonato. Después de desayunar vamos caminando sin rumbo fijo como dos sonámbulos dirección a la playa de Corong Corong a ver si nos despejamos y se nos pasa la caraja. Vamos hacia la playa intentando llegar caminando pero la marea está muy alta y no se puede así que cogemos tuc tuc y nos vamos hasta la playa de las Cabañas.
parecemos los Tonetti

Una vez allí se nos ocurre una brillante idea, que mejor manera de despejar el resacón que hacer tirolina. El camino hasta llegar al punto de partida es todo cuestas y embarrado, no acto para ir con chanclas.  Desde arriba nos lanzamos (500 pesos solo trayecto de ida). La experiencia es chula, las vistas son increíbles y la velocidad con la que nos desplazamos no es muy alta, así que da tiempo a disfrutar del paisaje.

La tirolina une la playa con la isla que está situada enfrente. Normalmente la gente hace el trayecto de vuelta también en la tirolina, pero como siempre escogemos la opción más complicada y regresamos por un "camino" raro y ya aprovechamos para darnos un bañito.  Se pone a diluviar justo cuando estamos tomando una birra en el chiringuito de playa. Allí charlamos un rato con un chico valenciano.  Sobre las 3 cogemos tuc tuc (150 pesos) y regresamos a El Nido. Casualidad nos encontramos con Borja y Ariel que van a llevar la ropa a lavar y ya comemos los 4 juntos rememorando las andanzas de la noche anterior. Sobre las 5 vamos al hotel a descansar un rato que falta nos hace. Siestita que nos sienta de lujo. A las 8.45h. habíamos quedado con Ariel y Borja para cenar en el Bulalo, que está al lado de nuestro hotel. Por supuesto se apuntan también a la cena Alberto, Jose y Dani. Cenamos impresionante y super barato un montón de platos, todo esta muy muy rico.

Aquí solo hay filipinos, ni rastro de turistas, al estar un poco más alejado del centro. Cuando terminamos de Cenar, Alberto, que es un crack, pide Ron y como no hay  se levanta y se marcha, al rato regresa con dos botellas de ron que ha comprado en una licorería (100 pesos cada botella, de risa), pedimos en el restaurante resto de condimentos:  hielos,  limones y coca cola , como si estuviésemos en nuestra casa, impensable eso en España. Hacemos sobremesa larga, chalando y echando risas. Pagamos 400 pesos por cabeza. Ya es tarde así que vamos directamente al Pukka a darlo todo hasta la 3. Nos despedimos de Ariel y Borja que se van mañana y al hotel a sobar.

01 de agosto de 2018


Nos levantamos a las 9h. Desayunamos como siempre en nuestro pasillo ese maravilloso desayuno que nos carga las pilas. Cambiamos de planes y en lugar de ir a ver las cascadas decidimos tomarnos el día de relax. Vamos al pueblo, cambiamos dinero (60,50€ = 1 peso). Después reservamos la Van para ir mañana a Port Barton por 500 pesos, en otro sitio nos pedían 700. Tras las gestiones mañaneras cogemos un tuc tuc y vamos a la playa de Las Cabañas (150 pesos). El día como siempre está nublado e incluso a ratos llovizna un poco y ahí estamos nosotros, rojos por el sol, que no sabemos como se las ha ingeniado para llegar a nosotros entre tanta nube. Tenemos la playa solo para nosotros. Damos un paseo, un bañito y tomamos una birra fresca en un chiringuito. Sobre las 2 cogemos tuc tuc de regreso y vamos a comer al Bulalo. Nos encanta, está todo super rico, comida filipina y mucha variedad. Comemos por 600 pesos los dos.  Antes de venir había leído que la comida de Filipinas era la peor de Asia pero hasta el momento nada más lejos de la realidad, estamos comiendo genial y muy variado. Tras la comida vamos un rato a la habitación a descansar. Después yo salgo a correr una hora, es entretenido  correr esquivando todo el rato charcos y triciclos. Tengo la sensación de que es la primera vez que ven un humano corriendo simplemente por hacer deporte. Sobre las 8 salimos a dar una vuelta. Tomamos una birra y un par de pinchos morunos que cogemos en un puesto callejero, Javi no puede resistirse y tiene que probar todo tipo de sabores, su curiosidad culinaria es insaciable. Después vamos a cenar al Jarace Grill, hemos quedado con Dani, Alberto y Jose. Como siempre cenamos de lujo a base de pescado y marisco fresco (elegido por nosotros) y para no variar regado con infinidad de birras y todo a pie de playa por 600 pesos cada uno, que más se puede pedir...  Después de cenar,  hoy en lugar de ir al pub Sava vamos a otro pub de la playa con música en directo.  Tomamos un par de birras y  la última en el Pukka para despedirnos de estos cracks con los que hemos estado tan a gusto durante estos días y nos vamos al hotel.

02 de agosto de 2018



Nos levantamos a las 7.  Desayunamos y a las 8 nos vamos a la "terminal" de autobuses, donde cogemos la Van (500 pesos) a Port Barton. Vamos todo españoles y ni tan mal,  que no vamos muy apretujados como suelo ocurrir en este tipo de trayectos. Nos despedimos de El Nido igual que nos recibió, con lluvia, ha llovido los 5 días. Pero contentos de haber podido ver todos los lugares que queríamos y sobre todo de haber conocido gente increíble, así que nos vamos con un grandísimo sabor de boca y sin duda El Nido ha superado las expectativas que teníamos cuando llegamos.  Tras 3 horas de camino, sobre las 11.30 llegamos a Port Barton, pequeño pueblecito en medio de la naturaleza y bonitas playas.  Pagamos 50 pesos de ecotasa para entrar en el pueblo. Aunque nos dicen que en Port Barton esta semana ha estado haciendo días soleados a nosotros nos recibe igual que lo hizo El nido, con nubes y lluvia. En la Van hemos coincidido con Jordi y Lara, una pareja canaria con la que coincidimos en la excursión del segundo día en el Kraken. Nos alojamos en el Rubin Resort  http://www.rubin-resort.com/en/infos/unser-resort/ por 68€ los dos días. Está muy bien, hasta ahora el mejor alojamiento desde que hemos llegado a Filipinas con diferencia. Una cabañita muy chula al lado de la piscina y pegada a la playa. Port Barton es muy pequeño y se respira tranquilidad y paz por todos los sitios, casi no te cruzas con nadie.  Vamos a dar un paseo por la playa con Jordi y con Lara, solo estamos nosotros en la playa. Javi y yo no podemos resistirnos y nos damos un bañito y justo se pone a diluviar, los canarios se van al hotel y Javi y yo nos quedamos un rato ignorando a la lluvia, se está mejor en el agua que fuera. Sobre las 3 vamos a comer a un garito cerquita de nuestro alojamiento, el Kusinero. Estamos también nosotros solos, parece que somos los únicos que estamos en este pueblo. Comemos genial por 500 pesos los dos, platos muy abundantes . No para de llover así que no tenemos más remedio que volver a la habitación. Se pasa toda la tarde diluviando, por lo que aprovechamos para descansar y cargar pilas. A las 8 de la tarde salimos ya por aburrimiento no porque haya dejado de llover y vamos a cenar al mismos sitio, que no está el día para alejarse más de lo  necesario.
Bonito lugar para ver diluviar 

Cenamos de lujo pasta hecha por ellos, pollo, ensalada, birras, todo por 750 pesos. Con la tripa llena tenemos que pegarnos sprint corriendo hasta el hotel porque parece que se acaba el mundo, cada vez llueve más. Vamos a la recepción/bar del hotel y tomamos unas birras con el dueño del resort, un alemán muy peculiar, que bebe las cervezas de dos en dos.  Sobre las 23.30h. nos vamos a la habitación. Es muy curioso escuchar el ruido ensordecedor que hay en este pueblo producido por las ranas,  es una pasada el volumen que llegan a alcanzar, es continuo y por la noche se hace mucho más palpable. Por el ruido que hacen tiene que haber miles y miles.



03 de agosto de 2018


dos especímenes de primates autóctonos de Filipinas

Nos levantamos con la esperanza de que al abrir los ojos y mirar por la ventana por fin hubiese dejado de llover, pero no deja de ser una ilusión porque sigue lloviendo con la misma intensidad que lo hacía cuando cerramos los ojos ayer a la noche. Vamos a desayunar al Kusinero del barrio, que ya es como nuestra casa, 150 pesos muy rico. A las 9 hemos quedado para hacer una excursión, aunque con la que está cayendo tenemos serias dudas de que se vaya a realizar. Vamos a la playa y parece que si que sale. La mar está bien así que aquí mientras la mar esté bien no se cancela nada. La excursión nos cuesta 700 pesos. Salimos en un barquito pequeño 10 personas. Al poco de salir nos paran en una zona para hacer snorkel. Sigue jarreando, la escena es surrealista, se está más a gusto en el agua calentita que afuera.

Nos pasamos un buen rato haciendo snorkel en un lugar muy bonito entre corales y muchos peces.  Después nos llevan a otro lugar cercano, allí nos espera lo mejor, vemos un montón de tortugas grandes, es una pasada poder bucear siguiéndolas y ver como comen los trozos de hierba que hay en el fondo en la arena  y de vez en cuando subían desde el fondo hasta a superficie, una gozada seguirla, yo solo junto a la tortuga en sus trayectos por el fondo del mar.  La tortuga tenía dos peces pegados a su parte inferior como dos lapas,  como si hubiesen cogido un medio de transporte. Luego nos llevan a una isla llamada German Island,  pagamos 100 pesos por entrar en la isla. Es una isla pequeña pero paradisiaca. No hay nadie más que nosotros, es chulísimo, una pena que no nos acompañe el tiempo. Nos damos un baño, hacemos snorkel y luego comemos allí (incluido).  Parece que mejora un poco el tiempo así que aprovechamos para dar una vuelta, sacar unas fotos y darnos el último baño. Después nos llevan a otros dos puntos para hacer snorkel, se pone a llover a mares y no todo el mundo se tira al agua.  Por últimos una parada para hacer snorkel y ver estrellas de mar,  hay muchas y se ven muy bien,   a pesar de la que está cayendo el agua no está revuelta, bonita manera de finalizar la excursión. Sobre las 3 regresamos, ni que decir tiene que continúa lloviendo intensamente.

Tomamos una birra con Jordi y Lara y vamos al hotel.  Pasamos la tarde como podemos marmotando, mirando internet, duchita, etc Luego tomamos una birra en la mesa de afuera de la habitación junto a la piscina y charlamos un rato con unos catalanes que están en la cabaña de al lado. A las 7.30 hemos quedado con Jordi con Lara para cenar. Adivinar dónde vamos??? efectivamente al Kusinero. Antes de cenar tomamos una birra, ya que no podemos ir a otro lado y después cenamos como siempre muy bien por 1.400 pesos los 4. Nos despedimos de los canarios y vamos a nuestro hotel a tomar un par de birras con el dueño alemán. Nos cuenta que esto no es normal, que aunque es temporada de lluvias no es normal que llueva tanto tiempo seguido sin parar, que normalmente llueve una hora y luego para. Sobre las 11.30 nos vamos a la habitación.

04 de agosto de 2018


No ha dejado de llover torrencialmente durante toda la noche, de vez en cuando me despertaba con  el ruido del agua. Nos levantamos a las 7 y vamos a desayunar al hotel de al lado (Summer beach) por 330 pesos los dos. A las 8 vienen a recogernos al hotel en una Van (500 pesos cada uno hasta el aeropuerto de Puerto Princesa).  Después de dar mil vueltas por los dos caminejos  del pueblo para recoger al resto del pasaje a las 8.30h. partimos. La primera media hora del trayecto es bastante entretenida.  Vamos por caminos de tierra y barro con enormes balsas de agua  creadas después de tanta lluvia caída y que hacen   prácticamente intransitables el camino.  De hecho  en algún momento nos hace temer seriamente que podamos llegar a nuestros destino.  Esta parte del camino transcurre por bonitos paisajes entre selva y arrozales. Después cogemos una carretera más civilizada y tras 3 horas de viaje llegamos al aeropuerto a las 11.30h.  Aquí parece que hace más calor. Tenemos bastante tiempo de espera hasta la hora prevista de despegue, que en principio es las 15.25, no sé por qué ponen siempre esas horas tan poco redondeadas si luego salen a la hora que les da la gana. Matamos  el rato como podemos. Vuelo 26€ cada uno con Air Asia. Por fin salimos sobre las 4.30. Llegamos a Cebú a las 6 de la tarde.  Cogemos un taxi hasta la estación del Sur, donde salen los autobuses que van a Moalboal (380 pesos con taxímetro). Nos sorprende Cebú, es una ciudad muy grande con un enorme caos circulatorio, atasco de campeonato por todas partes. Resulta complicado avanzar, estamos más tiempo parados que circulando, ya que hay semáforos cada poco rato y algunos duran hasta 5  minutos en rojo, encima tienen un contador con la cuenta atrás de 300 segundos para hacerlo más lento si cabe. Para hacer un trayecto de 15 Kms. tardamos una hora y media, IM PRE SIO NAN TE. Llegamos ya cansados a la estación y allí nos encontramos con más caos todavía.  Todo lleno de gente por todas partes y mil buses, que parecía imposible descifrar qué destino tenían. Todo muy caótico aunque aparentemente se trata de un caos organizado. Tras preguntar unas cuantas veces conseguimos saber dónde sale el bus que necesitamos. Así que vamos a la fila correspondiente, una fila curiosa que en su último tramo tiene asientos y te vas desplazando  de asiento en asiento moviendo el trasero cava vez más cerca del punto de partida. Tras más de una hora de espera por fin montamos en nuestro bus con destino a Moalboal. Un bus pequeño, lleno de gente local con bolsas y paquetes y cuyo aire acondicionado consistía en llevar todas las ventanillas bajadas, con la mala suerte de que comenzaba a llover, así que además de Aire acondicionado por el mismo precio también tenemos autolavado.  Es de lo más cómodo, con asientos diminutos en los que no te coge más que medio culo y media nalga a pulso para no caerte y con todo el pasillo del bus repleto de gente, en los que aparentemente no cogía ni un alfiler, pero si cogía si, en cada semáforo se subía alguien a vender cosas con bolsas enormes y aunque parecía imposible que cogiese, lo hacían, con la colaboración del pasaje que pasaba la mercancía (generalmente comida) y el cambio de unos a otros. Lo que se dice un viaje de lujo. Tras casi 3 horas de cómodo viaje llegamos a nuestro destino (billete 115 pesos cada uno) sobre las 12 de la noche.  Ya estamos tan cansados que no queremos andar buscando nada, lo único que queremos es llegar al hotel de una vez, así que cogemos un tuc tuc hasta el hotel (150 pesos) y aunque sabemos que el hotel tiene que estar cerca, ya que es un pueblo muy pequeño y que nos están pidiendo demasiado dinero, no tenemos fuerzas para regatear, ya son las 12 de la noche y son 2€ al cambio, así que acabemos cuanto antes con esto. Como imaginábamos el hotel no estaba ni a 1 km. de done paró el bus y nos ha costado casi lo mismo que el trayecto en bus desde Cebú a Moalboal. Por fin llegamos al hotel Moalboal Tropic https://www.booking.com/hotel/ph/moalboal-tropics.es.html. (3.150 pesos 2 noches con desayuno) El hotel tiene muy buena pinta. Cuando llegamos creo que ya no contaban con nosotros y habían adjudicado nuestra habitación.  Nos dan una habitación bastante cutre, que tiene pinta de no estar normalmente a disposición de los huéspedes, más bien parece una habitación que utilizan para guardar cosas y nos dicen que mañana nos la cambian, que no tenían más. Cogemos un par de birras en una nevera que tenían en recepción y nos vamos a la habitación sin poder cenar nada, está todo cerrado.  Han transcurrido más de 15 horas desde que salimos de Port Barton, así que no tendremos problemas en quedarnos fritos, mañana será otro día!!. 

05 de agosto de 2018





Nos levantamos a las 7h., aunque ya hace rato que nos han ido despertando con sus  melódicos gritos la colonia de chinos que invade este hotel. 
Desayunamos (incluido) muy rico y nos cambian a otra habitación más decente. Aprovechamos para dejar en el hotel ropa para lavar (80 pesos el kg.). Sin más tiempo que perder nos vamos hacia Kawasan falls. Ayer terminamos hartos de buses así que en la misma entrada del hotel negociamos un tuc tuc para que nos lleve hasta las cascadas, nos espere allí 3 horas mientras vemos todo y nos traiga de regreso al hotel por 600 peso.  A estas alturas tenemos asumido  que no somos los mejores negociadores del mundo, somos lo peor regateando y encima luego terminamos dándoles más dinero del pactado,  así que nuestra negociación termina rápido. Pero es que son importes tan bajos que nos parece ridículo. Por 10€ tenemos a nuestra disposición toda la mañana el tuc tuc. El trayecto desde el hotel hasta la entrada del parque en este artilugio resulta de lo más entretenido. Tardamos casi  media hora en recorrer los 20 kms. de distancia. Quedamos con el chico en que nos recoja en el mismo lugar que nos ha dejado dentro de 3 horas y encima le pagamos todo por adelantado, lo nuestro es de traca, pero tiene pinta de buen chico así que confiamos en verle de nuevo a la vuelta.  Pagamos 45 pesos cada uno  para poder entrar al parque. A las 9.30h. ya estamos caminando  hacia las cascadas. Ponemos un ritmo alegre, es domingo y hay muchas familias de filipinos que van en peregrinación a paso de burra con la casa a cuestas, llevan de todo para pasar el día, como si fuesen a un merendero.

El camino es muy chulo. En 20 minutos llegamos a la primera cascada, es muy bonita pero es para asesinar al que tuvo la brillante idea de poner en medio de un lugar tan idílico como este un merendero de hormigón que pega igual que una patada en el trasero y hace perder parte del encanto, aun así el lugar es precioso. Nos damos un baño casi solos, aprovechando que todavía no ha llegado la marabunta. Tras el baño continuamos camino subiendo hacia las siguientes cascadas. Vamos parando en diferentes cascadas, todas chulísimas y prácticamente solos, ya que casi todos se quedan en la primera que es la que tiene el merendero.  Nos vamos bañando en todas y cada una de las cascadas por las que pasamos. En alguna de las cascadas en las que estamos solos cogemos lianas y hacemos el cabra como Tarzán.  Sobre las 12 emprendemos camino de regreso. Tenemos suerte y cuando llegamos allí está esperándonos nuestro fiel conductor de tuc tuc. Nos lleva de regreso al hotel. Justo llegar al hotel y comienza a llover, hoy hemos tenido suerte y hemos librado, incluso nos ha hecho sol durante  toda la mañana. Y

a en el hotel tomamos una birrita para relajarnos y luego vamos dando un paseo hasta el pueblo. Cambiamos pasta (60 pesos/1€) y después cogemos tuc tuc hasta panagsama beach (100 pesos). Aunque de playa ya queda poco. Lugar curioso, con mucho más ambiente de turistas que el centro de Moalboal. Comemos allí en un garito auténtico filipino por 720 pesos los dos, bastante bien.  Damos un paseo por el pueblito, habíamos pensado hacer snorkel, es zona buena para hacer porque tiene corales prácticamente en la orilla pero el día está ya nublado y medio lloviendo y no nos apetece bañarnos, ya hemos visto bastantes corales estos últimos días así que tampoco tenemos deseos...  Por lo  que cambiamos de plan y vamos a tomar una cervecita tranquilamente en un chiringuito muy chulo con vistas al mar.

 
Después cogemos tuc tuc de regreso (100 pesos), como siempre mal regateado, el tío cuando nos deja se queda flipando porque pensaba que era ida y vuelta.  Nos deja en el centro y damos una vuelta por el pueblo, está todo lleno de mercadillos y pequeños puestos ambulantes , también vamos al mercado de pescado, etc.  Pero curiosamente en este pueblo no ha ningún garito para tomar cervezas, se ve que aquí no hay turistas. Regresamos al hotel, nos damos un baño en la piscina que sigue plagada de chinos gritando. Tomamos birrita en la terraza de la habitación, duchita y sobre las 8.30h. vamos al pueblo. Misión imposible encontrar algún restaurante para cenar y cuando ya nos habíamos dado por vencidos e  íbamos con intención de cenar en el hotel vemos medio escondido un restaurante, el Migkay. Que gran descubrimiento, por 690 pesos cenamos mejor que nunca, raciones enormes, pasta de marisco, etc.  todo hecho al momento y con un servicio de 10, espectacular!! y decían que en Filipinas se comía mal...Sobre las 22.30h. regresamos al hotel, tomamos última birra fresquita en la terraza de nuestra habitación, tranquilamente y ya sin ruidos de chinos que parece están todos durmiendo a estas horas, que gozada!!. Sobre las 12 nos vamos a la habitación.

06 de agosto de 2018


cogiendo el transporte público
Nos levantamos a las 7, desayunamos , hacemos el check out y sobre las 8 nos llevan gratis en el transporte autóctono (tuc tuc) hasta la parada del bus. Esperamos casi una hora hasta que llega el bus que va hacia Bato. En la parada del bus coincidimos con una pareja de chavales de Barcelona, Lorena y Alex.  Cogemos el bus (70 pesos por persona). Por suerte no hay casi pasajeros y vamos sentados cómodamente charlando durante todo el trayecto con Lorena y Alex.  Tras hora y media  de viaje llegamos a Bato, donde cogemos otro bus Hasta Oslob. Este bus es muy chulo, más propio de un país europeo, más grande, moderno y con A.A., todo un lujo por estos lares y encima vamos prácticamente solos en el bus. Pagamos 40 pesos por persona y en unos 40 minutos llegamos a Oslob. Casualidad Lorena y Alex van al mismo alojamiento que nosotros, así que cogemos un tuc tuc para los 4 para que nos lleve hasta el alojamiento y así no tener que estar buscando (100 pesos). Está cerquita, así que en un momento estamos en el alojamiento, el Sascha's  Resort Oslob (18€ habitación). El alojamiento está muy chulo y situado sobre el mar. Hasta las 12 no está lista la habitación, así que dejamos las mochilas y nos vamos. Habíamos quedado con Leandro, el conductor del tuc tuc que nos llevó al hotel que viniese a buscarnos en media hora y cuando salimos allí está esperando como fiel escudero. Nos lleva a unos 10 kms. y allí cogemos un barquito que nos lleva hasta Sumilon Island, pagamos 300 pesos cada uno ida y vuelta.
Los vigilantes de la playa....

La isla está cerquita y llegamos enseguida. Playita muy chula, aunque no estamos solo pero tampoco está masificada, pasamos un día estupendo, al sol, bañitos, snorkel... Allí coincidimos con un chico madrileño con el que charlamos un rato. Estamos tan a gusto que cogemos la última barca de regreso a las 5 de la tarde.  Hoy nos ha tocado hacer ayuno, ya que en esta islita no hay ningún chiringuito y como ha sido un plan improvisado  no nos ha dado tiempo a comprar nada.  La que se lía para coger el barco de vuelta es de película. Como hay olas y hay poca profundidad el barco tiene que hacer maniobras raras y hay que subirse sobre la marcha y a toda velocidad, tras varios intentos fallidos y con algunas personas que temían por su vida... hay que tener en cuenta que hay gente de todo tipo y nadie nos había avisado que había que estar en un estado de forma como el de los marines para coger el barco, por lo que hay pasajeros que lo pasan realmente mal para poder subir a bordo, ayudamos lo que podemos a los que más lo necesitan y finalmente podemos zarpar sin lamentar víctimas. Cuando llegamos allí está esperándonos Leandro, nos lleva hasta una casa de cambio en el centro de Oslob (cambio 60 pesos = 1 €). Sin más tiempo que perder nos vamos a cenar que estamos caninos. Vamos los 4 a un restaurante bastante chulo. Cenamos normalito, raciones bastante pequeñas por lo que tenemos que pedir el doble, con varias birras por 1.400 pesos todos.  Después compramos algún dulce típico de la zona para probar y regresamos dando un paseo al hotel.  Reservamos en el mismo hotel la excursión para ir a ver mañana el tiburón ballena (1.150 pesos cada uno, 1.000 pesos entrada y 150€ transporte). Después tomamos unas birritas en el hotel en la gloria, charlando tranquilamente sentados frente al mar. También charlamos con otra pareja de Bilbao que está en el hotel.  A las 23.30h. nos vamos a la habitación, que mañana toca madrugón...


07 de agosto de 2018

posado con el tiburón ballena
Nos levantamos a las 5.30h. A las 6 nos llevan en un  tuc tuc grande el chico del hotel. Montamos las dos parejas (Alex, Lorena y Borja, Marta) y nosotros.  Ahí vamos los 6 a pedo de burra, menos mal que ninguno de los 6 está gordito porque si no no llegamos.  A las 6.30h. ya estamos en el embarcadero. Merece la pena contratarlo con el hotel, el chico se encarga de todo, nos lleva, saltando todas las colas y nos deja en unos bancos escuchando pequeña charla con consejos de seguridad y normas a cumplir y en un pis pas estamos montados en el bote, un bote pequeño,  tipo batel. En cada bote iremos unas 8 personas.   Hace un día estupendo e incluso luce el sol ya a esta hora. No nos desplazamos ni a 200 metros de la orilla y allí ya está todo el tinglado montado. Sin entrar en valoraciones éticas, muy comunes cuando se toca este tema en Oslob, aquí todos somos mayorcitos y cada uno es muy libre de escoger la opción que más le apetezca y todas las opciones me parecen igual de respetables.  Allí hay una persona que desde un barquito va echando comida para los tiburones, no sé muy bien lo que comen pero parece una especie de plancton o algo similar. Una vez han echado la comida nos tiramos al agua y allí mismo sin apenas separarnos del bote ya podemos disfrutar del increíble espectáculo. Nada más sumergirnos vemos como viene hacia nosotros un enorme tiburón de unos 10 metros con una cría pegada y pasa rozándonos.  Es algo alucinante, ver a semejante bicho como viene frente a ti con su enorme boca abierta. Aunque no tienen dientes y sabemos que no atacan a los humanos  impone y mucho, no deja de ser una mole gigante que avanza hacia ti con su enorme boca abierta cual aspirador gigante comiendo esos pequeños microorganismos.  Pese a que pasan totalmente de nosotros a pesar de estar en su trayectoria e intentar apartarnos apurados pensando que nos iba a chocar, pero ellos,  que nadan bastante más ágiles que nosotros,  se ocupan de esquivarnos habilidosamente para que dejemos de entorpecer su almuerzo.  La verdad es que la experiencia es increíble e inolvidable, no será fácil borrar de mi mente lo que hoy hemos visto. Tras una media hora disfrutando del espectáculo regresamos de nuevo a tierra.  Allí nos está esperando el chico del hotel, al que Javi le vacila haciéndole ver que el tiburón le ha mordido y le ha comido un trozo de dedo, dedo que a Javi le falta debido a un accidente laboral.  Tras un instante de perplejidad por parte del chico, que no daba crédito, nos echamos unas risas. 

 
Regresamos de nuevo al hotel. Sin más tiempo que perder nos montamos los 6 en el coche que había alquilado Borja y vamos a las Tumalog Falls, que están cerca.  Son muy bonitas pero tampoco dan mucho de sí. Así que entre el paseo de ida y vuelta desde donde dejamos el coche, el baño y las fotos de rigor, estaríamos poco más de una hora.  Regresamos al hotel, a pesar de que parece que llevamos ya un día entero haciendo actividades, todavía apenas son las 9 de la mañana, aunque nos parezca que son las 6 de la tarde. Para despedirnos de las parejitas tomamos una birrita en el hotel,  en ese lujo de sitio con vistas espectaculares sobre el mar, esto no tiene precio... Nos damos una ducha y sobre las 12 hacemos check out.  Nos vamos con Alex y Lorena, cogemos el bus en la carretera junto al hotel. El bus nos lleva hasta Lilian Port  (32 pesos). En media hora nos deja en la terminal. Allí cogemos el ferry que sale a las 13h. hacia Dumaguete (70 pesos). Un  breve viaje y en quince minutos estamos en Dumaguete. Nos despedimos de la joven e inexperta pareja de viajeros catalanes. Javi y yo cogemos triciclo (50 pesos) hasta nuestro alojamiento: Dinos Residences (18€) https://www.booking.com/hotel/ph/dino-residences-dumaguete-city.es.html.  El hotel está bastante bien, en el centro del pueblo. Dejamos las mochilas y  nos vamos dando un paseo hasta la zona de la playa, playa por llamarlo de alguna manera. Cerca del mar hay un montón de garitos chulos y de nivel, parece que es la zona guay de pueblo. Ya son las 3 y tenemos hambre, así que aprovechamos y comemos en la planta de arriba de unos de los garitos: Hayahay https://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g616032-d1569406-Reviews-Hayahay_Treehouse_Bar_and_View_Deck-Dumaguete_City_Negros_Oriental_Negros_Island_.html. El lugar es muy bonito, comemos con vistas al mar, estamos casi solos, se ve que esta zona estará en pleno apogeo por la noche y por el día está muerto, sin gente por ningún lado. Aunque no es el mejor sitio en el que hemos comido en Filipinas pero hemos comido muy bien y el servicio espectacular, incluso las cervezas estaban muy frías, misión casi imposible en este país. 3 platos y 4 birras por 905 pesos. Volvemos dando un pedazo paseo, ya que queriendo coger un atajo nos perdemos y damos una vuelta enorme y cuando llegamos son las 6 de la tarde. Descansamos un rato, duchita y vuelta al tajo... Cogemos un tuc tuc (50 pesos), no queremos arriesgarnos de nuevo a perdernos y vamos directamente a la zona donde hemos estado comiendo. Ha cambiado bastante el cuento y ahora hay ambientazo, con todos los garitos llenos. Tomamos cervecita fresca en un garito y luego cenamos en el mismo que hemos comido, con las bonitas vistas al mar. Se está de lujo y además se puede pagar con tarjeta, algo no muy habitual por estos lares. Cenamos muy bien y sobre las 23h. cogemos tuc tuc de vuela al hotel y a descansar.

08 de agosto de 2018



Nos levantamos a las 5.45 h. Cogemos tuc tuc (50 pesos) y vamos hasta el puerto de Dumaguete. Cogemos el primer ferry hacia Siquijor que sale a las 7 de la mañana, aunque termina saliendo media hora tarde. Llegamos al puerto de Siquijor a las 9, allí cogemos tuc tuc (200 pesos) hasta nuestro alojamiento : The bruce Resort (57€ 3 noches) http://thebruceresort.com/. Está super bien, una cabaña sencillita pegada a la playa. No nos dan la habitación hasta las 2, así que vamos a la playa que está en el mismo hotel (playa San Juan). La playa es chula, está la marea alta y estamos nosotros solos.

 
Después decidimos coger un kayak (disponible gratis en el complejo del hotel) y nos pasamos una hora y media disfrutando de los bonitos parajes de la zona, mientras entre remada y remada nos vamos dando varios chapuzones para refrescarnos.  Tras el paseo en kayak nos pedimos unas cervezas en el hotel y nos las tomamos en las hamacas de la playa, esto es vida!!. Después nos vamos un rato a la piscina del hotel, en la que para no variar también estamos solo nosotros, parece que el hotel es nuestro.  Vamos a comer al restaurante que está frente al hotel (Barcads). 425 pesos dos platos cada uno con dos birras, no es la mejor comida del mundo pero bien. Después de comer cogemos las mochilas y nos instalamos en la cabaña.  Aprovechamos para descansar un rato e incluso una pequeña siesta. Luego me voy a correr una hora y cuarto, mientras Javi se va a dar un paseo por la playa. Nos damos una duchita y a las 8  nos vamos al Monkey, el que parece el bar más animado de la isla, que sin saberlo está pegado a nuestro alojamiento. El garito está a tope, hay música en directo y ambientazo (para ser una isla semidesierta). Nos hacemos fuertes allí, nos tomamos unas cuantas birras y cenamos pizza, la pizza está espectacular  y otro plato local. Pagamos mil pesos pero porque nos hemos tomado riada de cervezas. Así que baratito para el tipo de local que es (cerveza = 50  pesos). A las 11 nos vamos a la habitación. 

09 de agosto de 2018


Nos levantamos pronto, a las 7 de la mañana. Compramos unos bollos en un chiringuito que hay en la carretera frente al hotel y desayunamos algo. Alquilamos moto en el hotel por 350 pesos, aunque algunos nos han dicho que han alquilado por 280 pesos, no nos volvemos muy locos y la alquilamos en el hotel. Además así nos dejan pagarla a la tarde, que nos hemos quedado sin pesos. Me proclamo piloto oficial del equipo, ya que Javi no ha traído el carnet de conducir.  Es toda una experiencia, es la primera vez en mi vida que monto en una moto. 

Aunque no sea complicado hay que cogerle el tranquillo y más teniendo en cuenta que llevo de paquete (nunca mejor dicho je je) a un tío de 1,90m. de altura.  Una vez pasado el susto inicial vamos hasta el pueblo de San Juan a cambiar dinero (60 pesos = 1€). Después kilometrada en moto disfrutando de unas vistas increíbles. Queremos ir hasta la playa de  Salagdoong a unos 40 kms.  pero tenemos una caraja de narices, entre el copiloto (que iba con el mapa mirando) y el piloto, cuando nos queremos dar cuenta estamos en Larena, hemos dado casi la vuelta a la isla, bufff!, estamos como para ir al París- Dakar.

 

Echamos gasolina, no hay problema con las gasolineras, casi en cualquier chiringuito o casa venden. Las venden en botellas de vidrio de coca cola, el litro está a 58 pesos, más o menos 1 euro.  Regresamos deshaciendo el camino andado hasta llegar a la playa de Salagdoong. Para  poder entrar tenemos que pagar 30 pesos por persona y 20 pesos por moto, total 80 pesos.  Estamos allí toda la mañana super a gusto.  La playa es chula pero pequeña y no hay demasiada gente para ser de las más visitadas de la isla.  Sobre las 2 cogemos la moto y regresamos dirección al hotel. 
De camino paramos a comer en un chiringuito que vemos en la carretera, comemos muy bien por 450 pesos (dos platos y dos birras cada uno).  Luego vamos hacia las cascadas de Cambugahay. Lo hemos dejado adrede para la tarde que hace menos sol y habrá menos gente y acertamos porque no hay casi nadie.  En la cascada de abajo hay una docena de personas. Nos damos un baño pero pasamos de pagar 50 pesos que unos locales listos están cobrando a todo el mundo para poder tirarse desde las cuerdas, no es nada que pongan en ningún sitio, ni que sea oficial, parece que lo cobran estos locales y si quieres tienes que pagarles.


No me importaría pagar más pero que fuese algo establecido, con ticket y personal autorizado, pero así no me gusta.  Nos damos bañito rápido en la cascada de abajo y nos vamos hacia la cascada de arriba, esta me mola mucho más, estamos nosotros solos.
  Es increíble, en medio de la selva, el paraje es de 10. Además Javi ve una cuerda y con la ayuda de un palo la bajamos y estamos un buen rato haciendo el cabra como Tarzán, tirándonos al agua con la cuerda y nosotros solos. Ha sido una gozada. Tras la bonita experiencia nos vamos, le damos 20 pesos al gorrilla, cogemos la moto y camino de regreso.  Llegamos sobre las 6. Dejamos la moto, que ya nos duele el culo, para ser la primera vez, le hemos hecho 120 kms. no está mal. 
Vamos a las hamacas de la playa que hay junto a nuestra cabaña y tomamos una cervecita mientras vemos la puesta de sol, muy romántico los dos solos... Luego duchita y sin más tiempo que perder vamos a nuestro garito preferido, el Monkeys. Allí nos encontramos con una pareja de catalanes: Aida y Benji, con los que habíamos coincidido en la Van desde Port Barton a Puerto Princesa. Se sientan con nosotros y allí pasamos horas charlando y contando batallitas entre mil birras. Como  anécdota curiosa tanto Javi como Benji por sendos accidentes han perdido parte de un mismo dedo, nos echamos risas con sus anécdotas sobre sus dedos. Nosotros también cenamos (ellos ya habían cenado), repetimos pizza que ayer estaba riquísima y otro plato. Vamos terminando con las diferentes marcas de cervezas que tienen, cuando ya nos dicen que no les quedan más cervezas, es hora de marcharse... Eso si, no tienen ningún control de las cervezas que hemos bebido, de hecho les tenemos que decir nosotros las que pensamos que eran. Nos cobran 1.100 pesos, es todo super barato,  unos 10€ por persona.  A las doce nos vamos al hotel ya contentitos...

10 de agosto de 2018


La hormiga atómica

Nos levantamos a las 7h. Vamos a desayunar al barcabs, por 100 pesos cada uno, bastante bien. Luego toca coger la moto. Hoy ya es el segundo día y se nota. La conducción mejora notablemente. Javi ya no va rezando y deja de estrujarme con sus brazos de apretar tan fuerte. Son carreteras sin tráfico por las que es muy fácil conducir, el mayor peligro son los perros, que cruzan por todas partes tranquilamente, como si nada, incluso es habitual verles dormidos en medio de la carretera.  Vamos con intención de ir a la playa de Kagusuan, que está a unos 30 kms. Esta vez vamos más atentos para no pasarnos de largo como ayer. Aquí no hay señales por ninguna parte y sin GPS resulta un tanto complicado. Preguntamos justo en el cruce y ... bingo!!, es justo en ese cruce, pero según nos indican la playa está cerrada por obras. Algo nos habían comentado los catalanes, así que vamos a la playa Monkey, que está al lado. Dejamos la moto en el final del camino y vamos caminando unos 500 metros por un sendero en medio de la selva y llegamos... buaaaaaahhh!! qué pasada de playa, virgen, solo para nosotros, no hay absolutamente nadie, estamos como Robinson Crusoe, es idílica. 

Estamos allí toda la mañana disfrutando del auténtico paraíso. Sobre las 12.30h. nos vamos. Las 5 horas que hemos estado en la playa hemos estado solos.  íbamos con intención de hacer otro intento para llegar a la playa de Kagusuan, pero de camino paramos en una especie de chiringuito,  que una mujer tiene montado delante de su casa,  para comprar un par de botellas de agua y la señora nos dice que no se puede ir, que la están reconstruyendo. Así que cogemos la moto y regresamos tranquilamente. Llegando a San Juan tenemos una desagradable sorpresa, justo la moto que va delante nuestro se ha salido en una curva y ha tenido un accidente, que parece bastante grave. Son dos chinos que van sin casco. El hombre está inconsciente tendido en el suelo y la mujer toda ensangrentada nos para para pedir ayuda con los brazos en alto. Somos los primeros en parar y la verdad es que pasamos un mal trago, un poco impotentes, intentamos ayudar lo que podemos, sobre todo calmando a la mujer,  hasta que se lo llevan en el remolque de un coche, esto no es Europa y aquí ni se sabe lo que podría tardar en llegar una ambulancia.  Todavía con el susto en el cuerpo seguimos camino, eso si, ya mucho más despacio y con ganas de dejar la moto cuanto antes. Paramos a comer en el famoso Baha. La verdad es que está muy bien, se ve diferente a lo que hay por aquí y los precios son parecidos. comemos los dos por 575 pesos. Después de comer vamos en moto a la playa que tenemos al lado de nuestro alojamiento, Paliton beach. Está a unos 2 kms. de nuestro hotel. Cuando llegamos estamos media docena de personas. Se está de cine. Relax, un paseito, vemos un par de estrellas de mar. Esta playa es curiosa porque cuando baja la marea se forman una especie de bañeras naturales con agua calentita, está muy chula. Sobre las 5 yo me voy en moto al hotel y Javi se queda un rato más para ver atardecer y luego regresa andando.  Yo que soy menos romántico aprovecho para salir a correr unos 15 kms. A la vuelta duchita y sobre las 7.30h. nos vamos a nuestro garito favorito, el Monkey business. Allí ya habíamos quedado con Aida y Benji, además hoy es el cumple de Aida.  Como siempre nos tomamos mil birras calentorras y no podemos resistirnos a pedir de nuevo la pizza que está riquísima. Hoy hay ambientazo, hay un grupo local tocando y gente con muchas ganas de juerga, combinación perfecta. Vivimos un momento surrealista, que parece sacado de una película de desmadres a la americana. De repente entra una pareja de guiris de unos 40 años y la chica, que parece estar sobria, se dirige a la barra con paso decidido y con firmeza coge unos platillos que estaban colgados sobre la barra y se pone a golpearlos de forma continua. Al lado de los platillos había un cartel que decía que el que tocase un dong invitaría a todos los que estuviesen en el garito a un cubata de ron.  La típica chorrada que hay en muchos bares y que nadie piensa que nunca se lleve a cabo, pero en esta ocasión si. Como nadie se lo tomaba en serio, la chica no dejaba de hacer sonar con todas sus fuerzas el Dong, para que no quedase ninguna duda de su verdadera intención.  Así que se puso toda la maquinaria en marcha y se empieza a repartir cubatas a todos y cada uno de los que allí estábamos, que no éramos pocos, yo conté sobre unas 50 personas. La pareja se partía de risa, yo creo que fue una apuesta entre ellos y como parecían nórdicos, y al cambio para ellos no sería dinero, se vinieron arriba y barra libre para todos. Al final como siempre liada gorda, unas 10 birras cada uno, pizza + otro plato local, todo por 1.050 pesos y  a la 1h. cuando ya cierran nos vamos a nuestro hotel , menos mal que está pegando.  Aida y Benji están más lejos y tienen que ir en moto.  No hay forma , por más que queremos ir tranquilos siempre nos liamos, si no es por una cosa es por otra...

11 de agosto de 2018

Nos levantamos pronto, con los gritos de los chinos pesados de la choza de al lado.  Antes de la 7 estamos arriba. Vamos a desayunar al Barcads, por 260 pesos desayunamos de lujo. Después del desayuno vamos hasta nuestra playita a despedirnos. Allí estamos solos hasta las 10.30h.  Hacemos el check out y enseguida viene a a buscarnos un tuc tuc, con el que hemos quedado hace un rato. Nos lleva hasta el puerto de Larena, que está a unos 20kms. Compramos los billetes para el ferry rápido con Ocean Jet a Tagbilaran  por 700 pesos cada uno + 17 pesos de tasas +40 pesos por facturar las maletas (te obligan). Nos despedimos de Siquijor con muy buen sabor de boca. Hemos pasado 3 días increíbles, además siempre con sol radiante. Nos ha encantado esta isla. A las 12:30 sale puntal el ferry y a las 2 llegamos a Tagbilaran. Hay un poco de jaleo para recoger las mochilas, allí esperamos al solazo un rato para poder recogerlas. Finalmente conseguimos coger nuestras mochilas y recorremos caminando  los 200 metros hasta salir del puerto. Los tuc tuc dentro del puerto piden mucha pasta, así que cogemos un triciclo justo afuera por 200 pesos hasta el pueblo de Alona Beach, que está a unos 20 kms. Nos alojamos en el hotel Greenfields Tourist Inn, 7.560 pesos (122€) 5 noches con desayuno incluido. El hotel está muy chulo. Cuando nos instalamos son ya las 15.30h. Estamos caninos y en el hotel no nos dan de comer, así que sin más tiempo que perder, salimos y comemos en el primero que vemos, una pizzeria muy elegante, pizzeria Guiseppe . Comemos muy bien, otra vez pizza, aunque está buena, no nos sabe tan rica como las del Monkeys en Siquijor, supongo que la compañía y el ambiente tienen mucho que ver.  Además de pizza comemos otro plato de una especie de rollitos de pasta rellenos de verduras  y dos birras por 870 pesos. Además podemos pagar con tarjeta, poco habitual por estos lares.  Hace mucho calor, así que después de comer nos vamos a dar un chapuzón a la piscina del hotel. Estamos nosotros solos, pasando tranquilamente la tarde. Después duchita y sin más tiempo que perder nos vamos a reconocer el pueblo. El hotel está ubicado a las afueras, aunque ponen transporte para ir y volver al centro cada media hora, no es más que un paseito de 10 minutos. Nos sorprende este pueblo, no tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora en Filipinas. Hay muchísimos locales: bares, restaurantes. Tiene un aspecto más occidental, como cualquier pueblo costero en verano y lo que más nos llama la atención es que está lleno de chinos, están por todas partes, como si lo hubiesen conquistado. Vamos caminando por todo el paseo junto a la playa, con mucha animación. Casi todos los chiringuitos tienen música en directo. Tomamos una cervecita en uno de los locales junto a la playa para ir calentando. Seguimos dando un paseo y cenamos en un local grande, tipo cervecería. Es un poco comida batalla y está lleno de gente, todos chinos. Este lugar no tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora, pero estamos cansados y no tenemos muchas ganas de andar buscando, así que cenamos allí mismo. Un plato de calamares, dos platos de pescado y unas birras por 1.100 pesos. No pasará a la historia como la mejor cena de nuestra vida, algo normalito y para sobrevivir.  Hoy estamos agotados, así que nos vamos al hotel. Casualidad vemos el transporte que nos lleva hasta el hotel, nos montamos y regresamos, genial, nos ahorramos el paseito. Charlamos un rato con las dos parejas españolas que iban en la camioneta y sobre las 11 nos vamos a la habitación.

12 de agosto de 2018


Nos despertamos a las 6 de la mañana por gentileza de nuestros amigos los chinos, que parece que no entienden muy bien el concepto de convivencia y dan bastante por saco. Sobre las 8 vamos a desayunar (incluido). El desayuno está muy bueno. Hoy dedicaremos el día al relax. Hace un día espectacular, así que sin más tiempo que perder nos vamos dando un paseo hasta la playa. Es curioso ver el contraste del  bullicio que había anoche en el pueblo y que ahora da paso a la calma más absoluta,  en un pueblo que parece desierto. Supongo que toda la gente que había ayer estará realizando excursiones.  La marea está alta, así que nos vamos a la parte de la playa más alejada del pueblo, hacia la izquierda,  allí estamos casi solos, así que perfecto. Esta parte de la playa nos sorprende gratamente, es más grande y más bonita y para estar ubicada en el pueblo, sin necesidad de desplazarte,  está genial.  Nos pasamos toda la mañana en la playa, tomando el sol, bañito, paseo , más bañito, tomamos una cervecita para no deshidratarnos, bañito... y así se nos pasa la mañana, sufriendo... Sobre las 2 levantamos el campamento y vamos a comer a uno de los bares ubicados en la carretera general del pueblo. Comemos bastante bien por 475 pesos. Sobre las 3 decidimos ir a nuestro hotel para disfrutar de la pedazo piscina que tenemos. Al sol, metido en la piscina se está de vicio, nosotros solos, sin rastro de los chinos ni de turistas. Nos pasamos toda la tarde a remojo, luego  viene una pareja de Vigo con la que charlamos un rato. Sobre las 6 me voy a correr un hora  mientras Javi va a dar un paseo.  Duchita y vamos a dar una vuelta al pueblo.

 
esto es lo que se llama una cerveza fresquita...
Hoy se está de cine, no hay ni la mitad de gente que había ayer, desconozco el motivo, quizás es porque ayer era sábado, pero siendo todos turistas, qué más da no?. Damos un paseo por los puestos de la playa. Después vamos a cenar a restaurante en la playa con música en directo . Pedimos un balde de cervezas frías lleno de hielos,  que están de promoción y así además nos aseguramos de que estén fresquitas. Esta es la fórmula perfecta, yupiiiiiiii!!. Tomamos tranquilamente la primera cerveza disfrutando del paisaje privilegiado  y después cenamos en el mismo restaurante. Pedimos un par de platos para compartir que están espectaculares, todo por 705 pesos.  Damos otro paseo y paramos en un garito con música chula y ambiente agradable a tomar la última.  Regresamos dando un paseo hasta el hotel, sobre las 12. Hoy hemos tenido un día relajado pero que nos ha gustado. 

13 de agosto de 2018



Nos levantamos pronto como siempre. Vamos a desayunar el riquísimos desayuno del hotel. Aprovechamos que hasta las 9.30h. no vienen a recogernos para realizar la excursión que hemos contratado, para ir a darnos un chapuzón a la piscina. A esta hora ya pega el sol como si fuesen las 12.  A las 9.30 vienen a recogernos (400 pesos solo transporte, el resto se paga de forma independiente). Vamos en la Van recogiendo a los turistas por los diferentes hoteles. Son todos asiáticos menos nosotros y un chico de Barcelona, que se llama Luis, con el que vamos charlando. Tras 1,5 horas llegamos al a primera parda del día, las chocolates Hills (50 pesos la entrada).  Hay opción de contratar Quads pero no lo recomiendo. Nos llevan al mirador para ver la panorámica.  La verdad es que es mucho más chulo de lo que pensaba. Se ven colinas por todas las partes, 360 grados de colinas, mires por donde mires, la vista es espectacular. 
Nos vamos a la siguiente visita, los tarsiers (Entrada 65 pesos). Los monos más pequeños del mundo, miden entre 10 y 15 cms., parecen llaveros.  Estos animales son de vida nocturna y durante el día están dormidos colgados de las ramas de los árboles. Me resultan muy curiosos y simpáticos . Ha sido una visita breve pero interesante.  Después realizamos otras dos breves paradas, una para ver el bosque (en la misma carretera), que no es nada del otro mundo y la otra para ver un puente de bambú (entrada 35 pesos). Nosotros no pagamos la entrada, ya que se veía desde fuera lo mismo y no nos hacía especial ilusión pasar un puente de bambú. La última parada de la mañana  es en el río Loboc.

 
Allí montamos en un barco (550 pesos con comida incluida). A pesar de que nos habían comentado que no estaba bien a mí me gustó mucho. Comimos estilo buffet, la comida es muy variada y rica. Después de comer navegamos por el rio durante aproximadamente una hora mientras en el mismo barco un grupo toca en directo.  Al final del lago,  donde el barco da la vuelta es muy chulo, con unas cascadas bonitas, donde algunos niños locales se están bañando. Nos quedamos con un poco de pena, ya que de haber sabido que este lugar era tan bonito, podríamos haber alquilado una moto y venir por nuestra cuenta más tiempo, alquilar un kayak y darnos un baño en las cascadas. Además no hay prácticamente nadie en el rio, está todo muy tranquilo.  Sobre las 4.30h. regresamos a la Van y nos llevan a unas tirolinas próximas y que son muy chulas (400 pesos). Como ya habíamos hecho tirolina en El Nido, damos por satisfecha nuestra cuota de tirolina para estas vacaciones y contemplamos como se tiran algunos de los componentes de la excursión. El paraje es bonito. El resto de paradas que se realizaron por la tarde para mi sobraban. Paramos en un serpentario diminuto a pie de carretera, visita que no tiene mucho que ver.  Después paramos a ver una iglesia y un "monumento", que todavía no se qué tiene para ver... Para rematar terminamos con una ruta por los diferentes hoteles ubicados, cada uno en un lugar más remoto que el anterior.
Cuando nos dejan en el hotel son las 7 de la tarde , es lo que tienen este tipo de excursiones, que tratamos de evitar casi siempre, pero a veces no queda más remedio, en este caso la otra opción era alquilar una moto pero era una pechada de horas conduciendo y en tuc tuc con esos calores y esa velocidad sería insufrible, así que pensamos que la excursión en Van era la mejor opción. Después de realizada y si tuviésemos que volver a hacerlo, seguramente la mejor opción sería alquilar una moto e ir solo a las chocolates hills, visita a los tarsier y pasar resto del día en el rio Loboc. Llegamos al hotel, ducha rápida y a las 8 salimos a dar una vuelta. Nos encontramos con Luis, el chico de Barcelona con el que hemos coincidido en la excursión, que está solo. Le decimos si quiere venir a cenar con nosotros. Vamos a nuestro garito preferido, el Trudis, pedimos el balde de 6 cervezas con hielo (240 pesos) y luego cenamos un plato cada uno. Seguimos de charleta de sobremesa con birras y sobre las 12 nos vamos dando un paseo al hotel.


14 de agosto de 2018





Como siempre para las 7 h. arriba. Vamos a desayunar y después del desayuno cogemos un triciclo (50 pesos, aunque nos pedían 150) hasta Dumuluan beach. Esta playa está a unos 5 kms. es muy grande y chulísima, está llena de palmeras y de resorts. Es una playa privada y tenemos que pagar 25 pesos por persona para poder entrar. A las 9 ya estamos en la playa, todo para nosotros.  Damos un paseo y nos pasamos la mañana tomando el sol y bañándonos cada rato, el agua está más fresquita y da gusto. Tomamos una birra en un chiringuito de la playa y sobre la  1.30 vamos a coger tuc tuc para la vuelta. Nos piden 150 pesos y no se bajan del burro, así que caminamos un poco y paramos uno que nos lleva por 50 pesos. Vamos a comer al Cherrys resort, el mismo que estuvimos antes de ayer, se come decente y baratito. por 470 pesos dos platos de pasta y dos birras. Después de comer nos vamos a la piscina del hotel, que tanto nos gusta. Se está de cine, al solete y solo nosotros. Luego un rato en las hamacas marmotando, esta vida es dura!!. A las 5 yo me voy a correr una horita y Javi va a pasear en busca de su ansiado atardecer perdido, que no termina de encontrar. Una duchita y sobre las 8 nos vamos a dar una vuelta al pueblo. Compramos unas pulseritas y abalorios varios. Después nos hacemos fuertes en el Trudys. Pedimos nuestro balde de birras fresquitas y dos platos super ricos de verduras con seafood y otro plato local. Javi también se pide un halo halo, que está de antojo. Es un postro muy típico por estos lares, una copa grande con muchas frutas y helado. Pagamos por todo 825 pesos. Sobre las 12 nos vamos dando un paseo hasta el hotel y a descansar del duro día...

15 y 16 de agosto de 2018


El día 15 lo pasamos de relax en Alona, playita, chiringuitos y buena vida de turisteo.  
El día  16 nos tocaba disfrutar de nuestra última mañana en la playa y la verdad es que para ser el último día decidieron despedirnos a lo grande. Justo a nuestro lado en la playa empiezan a llegar un montón de chicas guapas, que nos amenizan la mañana con sus poses sexys,  retozando en el agua y la arena con posturas inverosímiles. Se van cambiando constantemente de biquinis ,supongo que están rodando algún tipo de campaña publicitaria y la verdad es que se nos pasa la mañana volando, de lo más entretenidos. A las 11.30 regresamos al hotel, no queremos marcharnos sin despedirnos de nuestra piscinita. Damos el último baño, hacemos el check out y para la 1 cogemos un tuc tuc hasta el puerto por 200 pesos (nos pedían 300). Tras media hora de trayecto llegamos justo a tiempo para coger el ferry de las 2. A toda prisa compramos los billetes (450 pesos cada uno con Ocean Jet). Vamos a la ventanilla de al lado para hacer el check in, que no es más que darte un número de asiento y ventanilla del otro lado para pagar las tasas del puerto (20 pesos), que digo yo, que se podría hacer todo junto. Pero será para darle más emoción, así que corriendo de una ventanilla a otra y embarcamos justo a las 2. Como entramos justos de tiempo nos libramos de pagar por facturar las mochilas (te obligan) y lo mejor es que así no tenemos que esperar luego para recogerlas. Por fin ya sentados momento de relax. El ferry va a toda pastilla. Tras dos horas de trayecto llegamos a Cebú. Allí cogemos taxi (con taxímetro) hasta el hotel (110 pesos). Nuestro alojamiento está ubicado en una moderna torre de apartamentos de 55 pisos de altura, que se llama KS Studio 1 at horizons (1.680 pesos).  Está muy bien, estamos en el piso 31. Es curioso ver como en el ascensor hay un chico sentado que te marca el piso. Sin más tiempo que perder vamos a comer algo, esto ya es una gran ciudad, nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora. Además estamos ubicados en zona de mucho ambiente, con cantidad de bares, restaurantes, galerías comerciales y numerosas franquicias de comida rápida. Son las 5 y estamos muertos de hambre, así que vamos al primero que vemos, una franquicia de pollo tipo KFC. Comemos un lote grande de pollo frito y dos cervezas light por 750 pesos. Damos un paseo por esta caótica ciudad, llena de coches y mucho tráfico y luego vamos a descansar un rato a la habitación. A las 8 salimos a dar una vuelta. Vamos a uno de los bares de ambiente de la zona. Nos sentamos en la terraza super a gusto. Para ser jueves menudo ambientazo y aquí no hay turistas, son todo locales.  Nos tomamos un par de baldes de birras fresquitas y un par de platos para comer (1.081 pesos todo) y sobre las 12, antes de caer en la tentación de liarnos, nos vamos a la habitación .


17 de agosto de 2018

Nos levantamos a las 7h. tranquilamente. Duchita para despejarnos y desayunamos algo que compramos ayer en el seven eleven. Después cogemos un taxi para ir hasta el aeropuerto. Caos circulatorio y aunque el aeropuerto se encuentra muy cerca, según lo previsto, tardamos 1 hora en llegar.  Nos cobra 360 pesos (con taxímetro).  Llegamos a la terminal de vuelos domésticos del aeropuerto y aquí comienza nuestra peripecia. Teníamos comprado un vuelo por +- 30€ con la aerolínea Cebu Pacific a Manila. En principio el vuelo tenía como hora de salida las 11. Cuando llegamos ya vemos el caos absoluto, que nos hace sospechar que algo raro está pasando. Colas interminables sin que apenas avancen. Después ponen una cola solo para nuestro vuelo y cuando pensábamos que esto ya estaba solucionado, vemos que la cosa lejos de solucionarse va empeorando. La cola no avanza y lo que es peor,  los que van pasando por el mostrador uno tras otro después de hablar un buen rato con las chicas de la aerolínea , se van todos con caras raras, haciendo llamadas de teléfono y sin la tarjeta de embarque. Nos tememos lo peor... Menos mal que suelo ser previsor y los vuelos internos los suelo coger con cierto margen de tiempo y nunca el mismo día que el vuelo a España. Después de la espera interminable cuando por fin nos toca el turno. Una chica bastante estúpida nos dice que todos los vuelos están cancelados y que tendremos que volar mañana. Yo le explico que no podemos esperar , que mañana volamos a España y perdemos la conexión.  Al final de manera milagrosa consigo que nos den las tarjetas de embarque. Con una mezcla de alegría y mala leche, por no entender por qué no nos daba desde el principio la tarjeta de embarque para hoy en lugar de hacernos pasar este mal rato.  Nos vamos a la puerta de embarque con la esperanza de abandonar cuanto antes esta caótica ciudad.  Por fin cogemos nuestro vuelo y llegamos a Manila.  Cogemos taxi a nuestro hotel (300 pesos). El hotel está muy céntrico y está muy bien. Damos una vuelta por los alrededores del hotel. Es impresionante Manila, todo de franquicias de comida rápida . Cenamos en uno de los pocos garitos de comida de filipinos. Cenamos barato, sobre 500 pesos,  con un balde de birras y dos platos.  Después tomamos una cervecita en un bar cercano que tiene bastante ambiente y nos vamos al hotel a descansar. 


18 de agosto de 2018


Nos levantamos pronto y vamos a desayunar a un Seven eleven al lado del hotel.  Como tenemos tiempo y ganas de caminar, nos damos la gran pateada por Manila. Damos un paseo hasta la zona de intramuros, por una especie de malecón donde contrasta gente muy pobre, incluso homeless con gente jugando al golf justo enfrente. Vemos el jardín chino, catedral, etc.  No hay gran cosa que ver y ni rastro de turista alguno. Cogemos taxi de regreso al hotel (100 pesos). Comemos en el mismo sitio que cenamos ayer, el plato estrella del bar, que vemos que todo el mundo pide y ya sabes, allá donde fueres... Arroz con huevo y pollo con un par de birras por 350 pesos.


Recibimiento multitudinario en el aeropuerto de Manila
Después decidimos ir con tiempo al aeropuerto, cogemos taxi al aeropuerto por 300 pesos.  Aquí comienza nuestra odisea, que muy a nuestro pesar  prolongará dos días más nuestra estancia en Manila, por gentileza de Saudia Airlines. Debido a la salida de pista de un avión chino, se cierra el aeropuerto y como consecuencia dos largos e  interminables días de esperas, colas, incertidumbres, etc. etc. Pero como en todo siempre hay una parte positiva. En esta ocasión nos juntamos un grupo de españolitos que hicimos piña, todo gente muy maja, con los que a pesar de todo disfrutamos de buenos momentos y echamos risas. Finalmente conseguimos y dos días más tarde de lo previsto despegamos de Manila el 20/08  y tras escala en Riad, por fin llegamos al bochito el 21/08, todavía a tiempo de disfrutar unos días de nuestra Aste Nagusia.